1 de octubre de 2025 | Equipo de Vinculación
Un estudio riguroso que combina evidencia cuantitativa y cualitativa revela que el Programa Liceos Bicentenario de Excelencia (LBE) ha generado mejoras significativas en los aprendizajes y el desarrollo socioemocional de estudiantes en Chile, particularmente en contextos Técnico-Profesionales. Aunque el programa presenta desafíos en aspectos como los puntajes NEM y Ranking, sus impactos positivos confirman la importancia de una política pública sostenida centrada en la equidad y la excelencia educativa.
La investigación fue liderada por Alejandra Mizala como Investigadora Principal, Prorrectora de la Universidad de Chile y Profesora Titular del Departamento de Ingeniería Industrial de la FCFM. Como Co-investigadores participaron Costas Meghir y Pamela Jervis, académica del Departamento de Ingeniería Industrial (DII), quien además asumió el rol de Jefa de Proyecto y es la actual Directora Académica del Centro de Sistemas Públicos (CSP). El equipo de investigación estuvo compuesto por Daniela Díaz, Javier Martínez, Gianina Morales, Leonel Huerta, Melanie Saavedra y Francisca Vega.
“Este estudio confirma el valor de las evaluaciones de impacto, que ofrecen evidencia clave para ajustar y fortalecer las políticas educativas, asegurando más equidad y mejores oportunidades para todos los estudiantes. Al mismo tiempo, evidencia que el programa Liceos Bicentenario ha generado avances significativos en el rendimiento académico y en la formación socioemocional, especialmente en los liceos Técnico-Profesionales que concentran a estudiantes de contextos más vulnerables”, señala Alejandra Mizala, Prorrectora de la Universidad de Chile, académica de Ingeniería Industrial e investigadora principal de este estudio.
El Programa LBE, creado en 2010, busca fortalecer la calidad educativa y garantizar igualdad de oportunidades para estudiantes de todas las regiones del país. Desde su creación, ha crecido de 60 a más de 400 liceos, alcanzando a más de 310.000 estudiantes y 23.000 docentes. A través de su “Sello Bicentenario”, los establecimientos se comprometen con altos estándares académicos, autonomía pedagógica y prácticas innovadoras.
El estudio de evaluación empleó una metodología experimental basada en el algoritmo aleatorio del Sistema de Admisión Escolar (SAE), lo que permitió establecer comparaciones válidas entre estudiantes asignados y no asignados a LBE. Se utilizaron modelos Intent-To-Treat (ITT) y Local Average Treatment Effect (LATE), junto con encuestas y entrevistas a directivos escolares, para obtener una mirada integral del impacto del programa.
1.- Mejoras en el desempeño académico
2.- Desarrollo socioemocional
3.- Impacto en empleabilidad y trayectorias postsecundarias
4.- Resultados diferenciados según características estudiantiles
5.- Mecanismos
Los resultados del estudio indican que las y los estudiantes que son asignados y efectivamente se matriculan en LBE presentan beneficios académicos significativos, aunque también enfrentan mayores desafíos de adaptación a entornos de alta exigencia académica. Estos hallazgos subrayan la importancia de diseñar e implementar estrategias de apoyo diferenciadas por modalidad educativa, orientadas a fortalecer la asistencia escolar, facilitar la integración a contextos académicos más demandantes, consolidar los avances observados en el ámbito socioemocional y promover trayectorias postsecundarias más exitosas, tanto en educación superior como en el mercado laboral. Para fortalecer el impacto del Programa, se recomienda profundizar y sistematizar los procesos de acompañamiento pedagógico, fortaleciendo tanto la calidad de la enseñanza como la gestión escolar. Es fundamental asegurar que los LBE consoliden un sello institucional de altas expectativas, que promueva no solo la excelencia académica, sino también el desarrollo integral de las y los estudiantes. Para ello, resulta clave que los establecimientos implementen metodologías de enseñanza adaptadas a las características y necesidades de sus contextos específicos, considerando las diferencias entre modalidades educativas y trayectorias estudiantiles. Asimismo, se sugiere diseñar e implementar estrategias de apoyo diferenciadas dirigidas especialmente a estudiantes provenientes de sectores más vulnerables, con el objetivo de reducir brechas de logro, fomentar la continuidad de estudios en la educación superior y ampliar las oportunidades de inserción laboral. Dichas estrategias deberían incluir acciones de orientación vocacional, tutorías académicas, programas de acompañamiento socioemocional y vínculos más sólidos con redes de educación superior y empleabilidad. De este modo, sería posible no solo consolidar los logros académicos alcanzados, sino también potenciar el impacto del Programa en las trayectorias educativas y laborales de las y los estudiantes.
Este estudio aporta evidencia clave para el diseño de políticas públicas con foco en la Excelencia, el Servicio Público, el Impacto Global y la mejora de las trayectorias educativas y laborales de estudiantes. Su enfoque metodológico riguroso y sus recomendaciones concretas refuerzan el rol de los Liceos Bicentenario como una iniciativa estratégica para una educación más justa y de calidad.
“La evidencia experimental nos da una hoja de ruta: en esta evaluación rigurosa observamos avances en clima de convivencia y ciudadanía activa en el programa Liceos Bicentenario, con efectos especialmente visibles en la educación Técnico-Profesional. Por ende, el programa fortalece dimensiones socioemocionales clave y abre oportunidades, sobre todo en contextos más vulnerables. El desafío ahora es acompañar mejor a los estudiantes para que ese progreso se refleje también en sus trayectorias académicas”, Pamela Jervis, académica de Ingeniería Industrial, directora del Centro de Sistemas Públicos (CSP) y co-investigadora de este estudio, junto a Costas Meghir, y jefa de este proyecto.
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Crédito foto portada: Ministerio de Educación