El Presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, nuestro ex alumno José Manuel Mena, trató de explicar de qué se trata iniciativa de la siguiente manera: “Será como casarse. Para que aplique la Portabilidad Financiera, las dos partes (cliente y banco) deben estar interesadas”, señaló Mena a Radio Duna. Y es que a pesar de que la ley ya entró en vigor a principios de septiembre, aún quedan dudas en la ciudadanía. ¿Cuál es su utilidad? ¿Cómo hacer el trámite? ¿Conviene cambiarse de banco?
Patricio Valenzuela, académico de Ingeniería Industrial e investigador del Instituto Milenio MIPP, responde a continuación cinco preguntas generales sobre portabilidad financiera.
La portabilidad financiera es una innovación financiera que, a través de una nueva ley, permitirá tanto a personas, como a micro y pequeñas empresas, cambiarse de proveedor de productos financieros. Estos productos financieros consideran créditos hipotecarios, automotrices y de consumo, así como también cuentas corrientes y tarjetas de crédito.
El principio tras esta iniciativa es aumentar la competencia en el sector bancario y, de esta forma, mejorar las condiciones a las que las personas acceden a los productos y servicios de la banca. Esta mayor competencia se debiera reflejar en menores tasas de interés, costos más bajos y tiempos más acotados para realizar trámites de sustitución de instituciones financieras.
Personalmente, creo que los beneficios de la ley de portabilidad financiera son importantes. Por el lado del usuario, estos podrán acceder a productos y servicios financieros en mejores condiciones. Por el lado de los bancos, estos estarán forzados a competir por ofrecer mejores servicios y productos financieros a condiciones más favorables para sus clientes.
Específicamente, esta ley facilitará el refinanciamiento de los créditos otorgado por la banca, disminuirá el costo y el número de trámites asociados al refinanciamiento de créditos, fomentará el refinanciamiento de todo tipo de crédito, cuando los clientes tengan una oportunidad favorable y disminuirá los costos de financiamiento para las empresas de menor tamaño. Sobre esto último se espera, por ejemplo, que el costo para los refinanciamientos de créditos hipotecarios disminuyan en torno al 60%: si el costo actual de refinanciar un crédito de 1.000 UF era de $700.000, este pasará a ser aproximadamente de $280.000. Por último, también se espera que los tiempos de los trámites de refinanciamiento disminuyan en aproximadamente 30 días.
Para realizarla, cualquier persona o empresa que esté interesada en refinanciar sus créditos, deberá solicitar a su banco el certificado de liquidación. También es posible presentar una solicitud de portabilidad a los proveedores con quien se quiere cotizar un nuevo crédito. El certificado de liquidación es gratuito y contiene el reporte de todos los créditos contratados a dicho banco, junto con la tasa y comisiones aplicables y el valor que debe desembolsar para prepagar cada uno de sus créditos.
Desde el año 2004 se comenzó a impulsar la idea de portabilidad financiera en la Unión Europea, siendo países como España e Italia pioneros en esta materia. En la región, el año 2014, la autoridad de competencia mexicana discutió diversos problemas del mercado financiero en dicho país y recomendó mejorar las reglas sobre portabilidad de los créditos. Ambas experiencias legislativas han tenido una influencia importante en la elaboración de esta nueva ley en Chile. Estos modelos han sido considerados, ya que han tenido efectos importantes en estos países. Por ejemplo, con sobre 40 mil cambios, en dos años en México la tasa de refinanciamiento subió del 1,6% al 14,3%.
En todo contrato de servicios donde existan múltiples proveedores es posible realizar algún tipo de portabilidad. Sin embargo, los casos de portabilidad se han aplicado principalmente en los sectores de telecomunicaciones, banca y salud.
Fuente: Instituto Milenio MIPP