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Sistemas de ahorro previsional: ¿Qué alternativas existen?

Con la aprobación del retiro del 10% de los fondos individuales de pensiones, cada ciudadano tiene desde hoy la posibilidad de decidir si retirar o no parte de sus ahorros previsionales. Esta medida excepcional y por única vez, derivada de la actual crisis sanitaria y económica, se ha convertido en uno de los hechos más polémicos e históricos del último tiempo.

Frente a este nuevo panorama, con un plebiscito en el horizonte, el posible “despertar” de un nuevo estallido social y la reorganización de la vida posterior a la pandemia, los cuestionamientos al actual sistema de pensiones chileno no se han hecho esperar.

Patricio Valenzuela, académico de Finanzas y Economía del Departamento e investigador del Instituto Milenio MIPP, explica en las siguientes líneas las distintas formas de organizar los fondos previsionales que existen.

Más que blanco o negro
Valenzuela afirma que los sistemas de pensiones “son más complejos que blanco o negro (sistema de AFP o de reparto) y la mayoría de los países  tienen sistemas más bien mixtos”. En el caso de nuestra región -siguiendo la clasificación de Alberto Arenas en su libro “Los sistemas de pensiones en la encrucijada: Desafíos para la sostenibilidad en América Latina”- resulta pertinente destacar cinco sistemas de pensiones existentes en América Latina:

  1. 1. Sistema de Reparto

En esta forma de organización son los trabajadores quienes aportan al sistema. Con los fondos recolectados se financian las jubilaciones de adultos mayores, puesto que es un ahorro colectivo. Estos recursos son administrados públicamente y las principales características del sistema están definidas por ley, tales como los requisitos de acceso, la fórmula para calcular el dinero que recibe el jubilado en relación con su salario y la reajustabilidad de las pensiones. Los aportes de las personas naturales también están definidos en la normativa y pueden ser con cargo a los trabajadores, empleadores y al Estado. Este modelo, con distintas variantes, se utiliza en Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Venezuela.

2. Ahorro individual

Es un esquema en el que los trabajadores ahorran en cuentas individuales y sus fondos son administrados por el sector privado. La ley no fija las condiciones ni la forma de calcular las pensiones, porque estas dependen del ahorro de cada individuo y la rentabilidad que genera en los mercados bursátiles los fondos invertidos por empresas privadas. Este sistema rige en Bolivia, El Salvador, México y República Dominicana.

3. Sistema Mixto (complementario)

Bajo este modelo, el sistema público de reparto y el de ahorro individual se complementan, es decir, las personas pueden pertenecer a ambos sistemas. En el caso de América Latina, las pensiones provienen principalmente del sistema público de reparto y a ellas se suman los fondos del sistema de capitalización individual, cuya administración puede ser pública o privada. Está presente en Costa Rica, Panamá y Uruguay.

4. Sistema Paralelo (no-complementario)

En esta configuración previsional existe una competencia entre el modelo público de reparto y el de ahorro individual. Los trabajadores deben elegir uno de los dos, razón por la cual son sistemas excluyentes. En algunos casos, existe la posibilidad de cambiarse de sistema. Se encuentra en Colombia y Perú.

5. Sistema Integrado

Es el modelo previsional que utiliza actualmente Chile, donde la jubilación depende de los fondos individuales que ahorró el trabajador, pero en el caso de las personas más vulnerables y que tuvieron menores ingresos durante su vida laboral, el Estado aporta financiamiento (pilar solidario).

Respecto al sistema de capitalización individual, Valenzuela afirma que “no es correcto hacer creer a las personas que las pensiones son inversiones de corto plazo.” 

Agrega: “Si uno mira las fluctuaciones de las pensiones, efectivamente hay caídas de corto plazo, pero en el largo plazo -que es el horizonte que uno debe pensar en las pensiones-, generalmente los contribuyentes terminan con una rentabilidad real positiva.

A modo de ejemplo, el investigador explica que los retornos anuales por sobre 12 meses (en tabla adjunta) son todos positivos, a pesar de la crisis global en la que nos encontramos.

“Desafortunadamente, advierte, una rentabilidad positiva de largo plazo de un sistema de capitalización individual no necesariamente asegura pensiones dignas para todos los segmentos de la población. En este sentido, comprender los beneficios y costos de cada sistema de pensión será crucial para el debate de un sistema de pensiones más digno e inclusivo”, concluye.


Fuente: Instituto Milenio MIPP