← volver

Testimonio ex alumnos en la Gran Manzana

En pleno brote del coronavirus en Nueva York, ubicamos a dos ex alumnos que viven en la Gran Manzana para que contaran cómo vivían sus días de encierro. Aquí compartimos sus testimonios.

Jaime Gacitúa Carafí: “La ciudad está tan vacía que da escalofríos”

Radicado hace cinco años en Nueva York, cinco años después de titularse, Jaime Gacitúa, ICI y Magíster en Gestión de Operaciones (MGO), emigró a la Gran Manzana siguiendo su pasión por Data Science y Machine Learning. Allá estudió un Máster of Science en Columbia University, donde también logró hacer una pasantía en Tesla Motors, en California.

La pandemia lo encontró lanzando un nuevo software para mejorar la operación de empresas de servicios, principalmente bancos, aseguradoras y TI alrededor del mundo, de CKM Analytix, donde trabaja como Data Scientist y se desempeña como Senior Product Manager.

“Llevaba una vida activa, balanceada y tremendamente entretenida”, recuerda, la que complementaba con su participación mensual en reuniones de tecnología en el edificio Bloomberg.

Su día partía temprano con clases de boxeo, spinning o remo; luego trabajaba de 9:30 a 18:00 en Times Square y lo finalizaba en algún bar, restaurante, escuchando jazz en vivo, tocando batería en un estudio o simplemente en su departamento en Manhattan con Ashley, su pareja.

Hoy, en cambio, dedica su tiempo a seguir las noticias de la pandemia del mundo y Chile, así como los reportes del gobernador Cuomo. Un panorama que borró por completo su interés por explorar el próximo rincón de NY y que reemplazó por la lectura de libros y papers pendientes, meditación y contadas salidas con máscara y guantes.

“La ciudad está tan vacía que da escalofríos”, cuenta Jaime desde el encierro, a la vez que agradece estar sano y poder trabajar en forma remota y reuniones virtuales. Desde el computador también conversa con sus familiares y amigos, se mantiene conectado con dos dos start-ups en las que participa en Chile (ConnectaLabs AI y Legalbot) y trabaja en sus proyectos de data science.

Aunque no descarta volver a Chile, por el momento no está en sus planes.

“El encierro es frustrante, pero ahora es cuando debemos tomar fuerzas y darle forma al mundo que queremos vivir; forjar nuevos y mejores paradigmas”, concluye.


Daniela Márquez Cáceres: “Es agotador estar todo el día conectados al computador”

Antes de esta pandemia, los días de Daniela en Nueva York eran muy distintos a los que hoy vive allá. Egresada de la especialidad industrial en 2013 y con un paso previo por Metro de Santiago, en cargos de jefatura en la División de Proyectos de Expansión, esta ingeniera se instaló en la ciudad que nunca duerme, en agosto de 2019. Su marido cursa allá un máster, tiempo que ella había decidido destinar para estudiar inglés. Eso hasta que se declaró la emergencia, la que terminó con sus clases en Teachers College, las tardes de estudio en la biblioteca de la universidad, sus paseos en bicicleta por el Central Park, sus entrenamientos en el gimnasio y con su equipo de fútbol, y su compra semanal de frutas y verduras en el mercado. También con las reuniones de amigos, las clases de pintura que tomó con unas amigas y los paseos por la ciudad los fines de semana.

“Mi última salida fue ir a patinar sobre hielo en Bryant Park, con unos amigos que nos vinieron a visitar”, recuerda Daniela.

Hoy su vida, dice, se reduce a estar confinada en su nuevo departamento. Se tuvieron que cambiar a uno más grande, ya que el que habían elegido originalmente era muy chico para estar todo el día encerrados asistiendo a sus respectivas clases online.

“El cambio fue agotador, porque no quisimos pedir ayuda a nuestros amigos para no exponerlos. Afortunadamente tuvimos que mover pocas cosas”.

En ese espacio están desde el 13 de marzo, cuando entendieron que era importante aislarse para disminuir la velocidad de propagación del virus. Para ello se aprovisionaron con comida para -al menos- un mes, ya que el delivery de supermercados no está funcionando.

“Somos privilegiados de poder estar en cuarentena. La parte más difícil es estar lejos de la familia y los amigos. Sin embargo, gracias a las herramientas tecnológicas, mantenemos una rutina de comunicación que ayuda a liberar estrés y ansiedad. Además, incorporamos deporte para sentirnos bien física y sicológicamente. Es agotador estar todo el día conectados al computador, pero tiene estas recompensas”.

Concluye: “Esta situación ha puesto a prueba la capacidad de adaptación de cada uno y creo que es preferible poner nuestras energías en sobrellevar cada día, de la mejor forma posible”.

Testimonios originales, resumen publicado en Boletín de Economía & Gestión – especial pandemia