← volver

Algoritmo promete terminar con filas y discriminación en la admisión escolar

A fines de septiembre, familias de las regiones de Tarapacá, Coquimbo, O’Higgins y Los Lagos postularán a cupos para sus hijos en colegios públicos y subvencionados utilizando el nuevo Sistema de Admisión Escolar, aplicado en Magallanes en 2016. Esta herramienta fue confeccionada por investigadores del Núcleo Milenio Información y Coordinación en Redes (ICR) y el Instituto Milenio para la Investigación de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP), ambos de Ingeniería Industrial, en conjunto con el Ministerio de Educación.

Las protestas de cientos de miles de estudiantes a lo largo de Chile en el año 2011 dieron como resultado un nuevo paradigma en el sistema educacional público chileno. Una de las conclusiones más importantes de este proceso fue el fin a la selección de estudiantes por parte de los colegios.

Este último mandato social tuvo como consecuencia la creación de un nuevo sistema de admisión centralizado confeccionado por el Ministerio de Educación junto con investigadores del Núcleo Milenio Información y Coordinación en Redes (ICR) y el Instituto para la Investigación de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP), ambos dl Departamento.

Luego de ser aplicado en Magallanes el 2016, el sistema entra a fines de septiembre de este año a una nueva etapa, en la que familias de las regiones de Tarapacá, Coquimbo, O’Higgins y Los Lagos se sumarán al utilizarlo para postular a establecimientos municipales y particulares subvencionados en sus principales niveles de ingreso.

La ciencia detrás de la “tómbola”
¿Cómo diseñar un sistema de admisión centralizado que asegure igualdad de oportunidades para las familias a la hora de postular y que, además, considere criterios como -por ejemplo- si un postulante tiene un hermano en el establecimiento o es hijo de un funcionario del mismo?

Este problema pudo ser resuelto a través de las matemáticas y el desarrollo de algoritmos. Formalmente se llama “problema de emparejamiento”, donde tal como reza el dicho, “cada oveja tiene su pareja”, pues cada estudiante tiene un orden de preferencias entre los colegios que existen y cada establecimiento asigna criterios de prioridad a ciertos postulantes según lo establecido por la nueva Ley de Inclusión Escolar.

Los criterios son: en primer lugar, aquellos postulantes que tienen un hermano en el establecimiento; en segundo lugar, los estudiantes prioritarios -hasta completar el 15% de la matrícula del nivel-, luego, los hijos de funcionarios del establecimiento y, por último, aquellos postulantes que son ex alumnos del establecimiento (sin que exista una expulsión previa).

Lo que introduce esta nueva ley es que, aparte de las prioridades explícitamente indicadas en ella, los colegios no pueden tener preferencias sobre los postulantes.

Cabe destacar que el algoritmo, que ha sido aplicado con éxito en los sistemas de postulación a colegios en Boston, Nueva York, Holanda y Finlandia y que resuelve el problema de emparejamiento entre postulantes y colegios, fue postulado en conjunto por el economista y matemático David Gale y el filósofo y matemático Lloyd Shapley en 1962, quienes lo llamaron “aceptación diferida”. Dos décadas más tarde, el premio nobel de Economía, Alvin Roth, amplió la solución de este problema a otras áreas.

Durante los últimos meses, los investigadores del Núcleo Milenio ICR y del Instituto Milenio MIPP de Ingeniería Industrial han trabajado con el algoritmo de aceptación diferida para crear el nuevo sistema de admisión escolar.

La primera etapa de aplicación del algoritmo de aceptación diferida en Magallanes fue considerada como exitosa por el Ministerio de Educación y los investigadores, pues el 86,8% de los postulantes fue admitido en alguna de sus preferencias. De este, un 64,7% de los postulantes fue admitido en su primera preferencia.

¿Cómo funciona este sistema?
El nuevo Sistema de Admisión Escolar parte de la base que si el apoderado consideró 10 colegios en su lista de preferencias, tratará de poner en la primera de ellas a su hijo. Si no puede, lo hará en la segunda preferencia, si no en la tercera y así hasta la décima opción. Es decir, el algoritmo utilizado intentará que el niño quede aceptado en el colegio de su mayor preferencia en la medida de que haya cupos disponibles.

En el caso de colegios de vacantes limitadas porque sus cupos son muy deseados, el sistema prioriza a los postulantes que cumplan con alguno de los criterios de prioridad definidos en la Ley de Inclusión Escolar y emplea el azar para desempatar entre el resto de los postulantes.

“La fuerza de primer orden es que el algoritmo trata de poner a los estudiantes en los colegios de preferencia de los apoderados. Cuando no se puede, se utiliza el azar para eliminar la discriminación arbitraria”, explica académico de Ingeniería Industrial y director del Núcleo Milenio ICR, José Correa.

Los límites del algoritmo
Con todo, el sistema de admisión escolar basado en el algoritmo de aceptación diferida no solo promete acabar con las filas y trasnoches, sino que ofrece igualdad de oportunidades a la hora de postular a un colegio deseado.

Según indican los investigadores, siempre van a existir niños que no queden en el colegio de su preferencia como ocurría en años anteriores. Lo que se está cambiando es el trasnoche y las largas filas, ya que es un sistema de postulación centralizado que garantiza que todos los que se registren en el plazo acordado no tienen que hacer fila y pueden postular desde su casa.

A lo que Angélica Bosch, coordinadora Nacional del Sistema de Admisión Escolar del Mineduc, agrega: “Para que la postulación sea un éxito, las familias deben incluir la mayor cantidad de colegios posible a su listado, así aumentan sus posibilidades de ser admitidos en uno de los establecimientos de su elección”.


Comunicaciones Núcleo Milenio ICR e Instituto Milenio MIPP