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Exalumno Ignacio Ríos, U. de Texas: entre los 40 académicos del mundo de menos de 40 años que trabajan en Escuelas de Negocios

Exalumno de nuestro departamento fue seleccionado en el ranking “40 under 40” de Poets and Quants que destaca la faceta docente y de investigación de los académicos elegidos en este listado.

Profesor desde el año 2020 de la Naven Jindaal School of Management de la Universidad de Texas, Estados Unidos, Ignacio Ríos es profesor de Gestión de Operaciones y transmite sus conocimientos a los estudiantes que lo reconocen como un docente que conecta la investigación con la enseñanza (actualmente imparte el curso “Modelación con Hojas de Cálculo”).

Titulado de Ingeniero Civil Industrial en el año 2013, Magíster en Gestión de Operaciones en 2014, Máster en Economía en 2020 y PhD en Operaciones, Información y Tecnología, ambos grados obtenidos en la Universidad de Stanford, la investigación de Ignacio se enfoca en el cruce entre el diseño de mercados y las operaciones conductuales, con énfasis en resolver desafíos concretos en los ámbitos de la educación, el empleo y las plataformas digitales.

A sus 36 años, la investigación de Ignacio ha sido ampliamente reconocida, destacando distinciones como el Doing Good with Good OR Award, la beca Sydney Smith Hicks Faculty Fellowship y el premio al mejor trabajo en curso en Behavioral Operations Management. Además, ha alcanzado el segundo lugar y ha sido finalista en prestigiosas competencias internacionales, entre ellas el IFORS Prize for OR in Development, la competencia práctica de M&SOM y el EURO Excellence in Practice Award, lo que da cuenta del impacto aplicado de su trabajo.

En el ámbito docente, en tanto, ha recibido el principal reconocimiento de su escuela, el Owlie Award for Graduate Teaching, y ha sido nominado a otros galardones relevantes, como el Owlie Award for Undergraduate Teaching y el President’s Teaching Excellence Award.

¿Qué crees que marcó la diferencia en tu carrera para estar en este ranking internacional?
—Diría que dos cosas han sido fundamentales. Primero, la formación y preparación que he recibido a lo largo de mi carrera, tanto en investigación como en docencia. Esto comenzó desde mis años en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, donde tuve innumerables oportunidades para hacer clases. Esa experiencia temprana me permitió practicar, equivocarme, aprender y mejorar continuamente mis habilidades docentes. Además, tuve la suerte de contar con mentores excepcionales en investigación —incluyendo los profesores Andrés Weintraub, Rafael Epstein, José Correa, entre otros —, que no solo me enseñaron metodología y rigor, sino también pasión por hacer preguntas relevantes. Segundo, nada de esto habría sido posible sin el apoyo de mi familia y, en particular, de mi esposa. Su compañía, paciencia y generosidad me han permitido dedicarme de lleno a los estudios durante el doctorado, y luego a mi investigación y a mis estudiantes. Sin ese soporte, el camino habría sido mucho más difícil.

¿Esperabas este recoconocimiento?
—La verdad es que no. Si bien había recibido algunos reconocimientos y nominaciones por mi trabajo como profesor, nunca imaginé estar en un listado como este, que es tan competitivo y reúne a académicos de escuelas de negocios de todo el mundo. Fue una sorpresa muy linda y, sobre todo, un enorme honor.

¿Qué significa en tu carrera académica?
—Es un reconocimiento muy significativo para mí, porque valida el tiempo, la dedicación y el cariño que pongo en preparar mis clases, buscando siempre que sean lo más interactivas, claras e interesantes posible para mis estudiantes. En el mundo académico, muchas veces se pone más énfasis en la investigación y en las publicaciones, por lo que este tipo de reconocimiento es especial, ya que pone en valor el impacto que también generamos dentro del aula. Aunque no creo que cambie drásticamente mi carrera, sí me motiva a seguir invirtiendo con entusiasmo en la enseñanza.

Herramientas que dejan huella

¿Cómo te han ayudado las herramientas que te entregó la especialidad  industrial?
—La especialidad de Ingeniería Industrial me entregó muchas herramientas que han sido fundamentales para mi labor como académico, especialmente en la docencia. Destacaría dos en particular. Primero, durante la carrera tuve innumerables oportunidades para presentar, explicar y hacer clases, lo que me permitió desde temprano ejercitar y desarrollar mis habilidades docentes. Y segundo, la formación técnica y analítica que recibí me enseñó a enfrentar problemas complejos de forma estructurada y rigurosa; una forma de pensar que aplico tanto en mis clases como en mi investigación.

¿En qué temas investigas hoy?
—Actualmente, mi investigación se centra principalmente en el diseño de mecanismos y mercados, con un fuerte enfoque en sistemas de admisión centralizados, como el SAE o el sistema del DEMRE en Chile. Me interesa entender cómo se comportan los estudiantes dentro de estos sistemas y cómo podemos mejorar los algoritmos de asignación para hacerlos más eficientes, justos o adaptados a objetivos específicos de política pública.

Por ejemplo, en uno de mis proyectos mostramos que muchos estudiantes cometen errores importantes al postular a las universidades del CRUCH, y que entregar información personalizada puede ayudarlos a tomar mejores decisiones y obtener asignaciones más favorables. En otro trabajo, combinamos herramientas de optimización con el sistema escolar para enfrentar el déficit de vacantes que afecta a varias regiones y, al mismo tiempo, aumentar la cantidad de hermanos que logran ser asignados juntos.

Fuera del ámbito de la educación, también estoy explorando cómo aplicar estas herramientas en otros contextos. En un proyecto, estudiamos cómo organizaciones sin fines de lucro —como la Teletón o el Hogar de Cristo— pueden diseñar mejor sus campañas de donaciones para aumentar las contribuciones. En otro, analizamos cómo las plataformas de citas online (como Tinder o Bumble) pueden rediseñar sus algoritmos para mejorar la calidad y cantidad de emparejamientos que generan.

Estos proyectos, aunque diversos, comparten un hilo común: buscan aplicar los principios del diseño de mecanismos y teoría del matching para resolver problemas reales en distintos ámbitos de la sociedad.

¿Qué es lo más desafiante de enseñar en una Escuela de Negocios  actualmente?
—Lo más desafiante de hacer clases es manejar el ritmo del curso: encontrar el equilibrio entre mantener motivados a los estudiantes con más experiencia, y al mismo tiempo darle el tiempo y el apoyo necesario a quienes tienen menos preparación para que también puedan avanzar y aprender. Es un esfuerzo constante por crear un ambiente de aprendizaje en el que todos y todas puedan desarrollarse, sin importar desde dónde están partiendo.