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Raphael Bergoeing y productividad: Por qué Chile no es Canadá

Tema siempre presente en la agenda pública, la discusión sobre los desafíos de la productividad no es nueva en Chile y eso bien lo sabe Raphael Bergoeing, Profesor Adjunto de Ingeniería Industrial y Vicepresidente de la Comisión Asesora Presidencial para la Productividad.

“Mientras en los años ’90 la productividad agregada crecía a una tasa cercana a 2,5% por año, en los últimos 10 años crece en torno al 0,2%”, contextualiza Bergoeing.

La capacidad de producir más con lo mismo en nuestro país ha bajado en más de dos puntos porcentuales y si en los ’90 la productividad permitía crecer cerca de 2,5 puntos porcentuales completos más por año, esos números se esfumaron. Desde esta base Raphael Bergoeing, Ingeniero Comercial, mención economía, de la Universidad de Chile y Ph.D. en Economía de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, analiza la situación actual en este frente -la productividad de la economía cayó 1,2% en 2017 y contabiliza cinco años de contracción- y explica por qué y cómo llegamos a ella.

-¿Por qué bajamos tanto en productividad?
-Una hipótesis es que esto era un tema de la minería. Existía evidencia que se había hecho poco productiva y efectivamente una parte de la historia tiene que ver con esto. Sin embargo, si analizamos nuestro crecimiento y productividad sin esta actividad, ésta también cayó a menos de la mitad. Aquí es donde está la discusión de si Chile, alcanzado un nivel de ingreso medio, ha seguido avanzando en la dirección que uno espera de un país de estas características o funciona parecido a cómo lo hacía antes. Y ahí aparecen muchos temas. Entre ellos, tecnología, relación entre el sector privado y las universidades, innovación, conocimiento y educación.

-¿Cómo recuperamos terreno?
-Aquí no existe una bala de plata y lamentablemente no tengo la respuesta. Nos enfrentamos a grandes temas que tienen que ver con conocimiento, educación, innovación y desarrollo. Y tenemos interrogantes que resolver. Entre otras, ¿qué tipo de educación mejoramos y cómo? ¿Nos concentramos en los primeros años de vida? ¿Por qué las empresas hacen poca innovación y desarrollo? ¿Cómo se relacionan con las universidades?

Complementa: “Un segundo gran capítulo tiene que ver con lo que los economistas llaman flexibilidad microeconómica. Una que los países más avanzados han ido asumiendo y que a nosotros nos ha costado más, lo cual también presenta enormes desafíos”.

Entre ellos, detalla Bergoeing, profesionales jóvenes que desarrollan su carrera en distintas empresas y no solo en una, como ocurría antes, y que incluso se van a la competencia y luego pueden volver para lo cual, a su juicio, es crucial que exista un mercado laboral más flexible. Y por flexibilidad Bergoeing entiende que sea más fácil entrar y salir de este mercado y que permita el trabajo a distancia.

“Si el país va a avanzar hacia menos horas trabajadas, y más productivas, tiene que permitir que la gente se desempeñe en contextos distintos. Nuestra discusión y código laboral están pensados para una realidad más cercana a los años ’60. Chile tiene que ser capaz de tener una estructura productiva más flexible. Esto, en parte, tiene que ver con regulación, pero también con países que encuentran la manera de hacer las cosas de forma distinta. Y el Estado también tiene mucho que decir en esta historia”, asegura el economista.

Argumenta: “La regulación en el sector público tiene una alta cuota de responsabilidad y el desafío de conversar con este nuevo mundo. El sector privado, por su parte, también enfrenta sus propios retos que van más allá de la regulación. El desafío regulatorio es el primero, pero no el único. El problema es que a nadie le gusta competir, ni a los gremios ni a las empresas”.

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