← volver

¿Por qué hay menos ingenieras? El rol de los profesores

conferencia Victor Lavy 1conferencia Victor Lavy 2conferencia Victor Lavy 3conferencia Victor Lavy 4El reconocido economista Victor Lavy, académico del Department of Economics de la Universidad de Warwick y de la Universidad Hebrea, visitó Ingeniería Industrial invitado por el Instituto Milenio MIPP con el objetivo de explicar resultados de su investigación donde se pregunta cuál es el rol que cumplen los profesores en la brecha de género que existe en ingeniería.

Es un hecho que la brecha género en la investigación económica es muy importante. Tanto que los investigadores de esta disciplina aún están tratando de entender por qué el salario de una mujer en su empleo es menor que el de su contraparte masculina. Algunas investigaciones apuntan a que el origen de esta diferencia radica en la poca participación de mujeres en aquellos empleos bien remunerados y que, en su mayoría, pertenecen al mundo de la ingeniería, la ciencia y la tecnología.

“Esta es una pregunta muy importante en economía, entonces, no es loco preguntarse por qué hay pocas ingenieras. En estos temas, aún no hay respuestas definitivas por lo que es intrigante y desafiante tratar de dar una”, señaló Victor Lavy, académico del Department of Economics de la Universidad de Warwick, en Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile invitado por el Instituto Milenio para el Estudio de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP) a dictar la charla “Why There Are Fewer Female Engineers? The Role of Teachers”.

Ante un salón lleno, Lavy profundizó sobre el “gender gap” o la brecha de desempeño académico entre hombres y mujeres a través de los resultados de su investigación que realizó en una escuela secundaria de Grecia. La novedad está en el enfoque: Lavy estudió de qué manera el sesgo de género de los profesores afectaba a sus estudiantes.

“Medimos de qué manera los profesores discriminan o sesgan su comportamiento a favor o en contra de las estudiantes mujeres. Encontramos que sí existe tal sesgo y que varía entre profesores, pues algunos favorecen a los hombres y otros favorecen a las mujeres. Este comportamiento impacta a los estudiantes en diferentes maneras”, afirma Lavy.

Explica:

“Una forma es cómo los estudiantes que rinden exámenes para ingresar la universidad replican el comportamiento sesgado del profesor. En este caso, no sólo es una impresión de lo que los estudiantes reciben como calificación a lo largo del año escolar sino que ellos mismos se dan cuenta de cómo rindieron en el examen nacional y qué nota les dio el profesor en clases. ¿Qué se puede concluir de eso? Que el sesgo del profesor sí afecta a los estudiantes. Además, pudimos observar que la actitud de los estudiantes cambia si el profesor es hombre o mujer. Una niña responde positivamente a los estímulos de un profesor hombre y viceversa. Nuestra investigación pudo comprobar también que el sesgo del profesor afecta la inscripción de los estudiantes en carreras universitarias  científicas o matemáticas”.

Consultado sobre las causas de la poca participación de las mujeres en la ingeniería y matemáticas Lavy entrega diferentes explicaciones: “Algunos dicen que son las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Otros señalan que tiene que ver con cómo estamos criando a nuestros niños. Es decir, las actitudes sociales que inculcamos a los niños cuando crecen en el hogar o van a la escuela”.

“En nuestra investigación medimos una actividad particular de los profesores que fue poner notas a los exámenes. En algunos tests el profesor que está calificando sabe que ´Maria es una niña´ y que ´Juan que es hombre´. Entonces el profesor puede tomar en cuenta el género de la persona cuando está poniendo notas y revelar su sesgo y estereotipos de género”.

¿Cómo saber si el profesor actuó en base a un estereotipo? Lavy responde: “Miramos los exámenes de los alumnos y sus notas, cuando el profesor no sabe quién es quién. Al comparar las dos tandas de exámenes -las anónimas y las públicas- podemos formarnos una idea en relación a si el profesor tiene un sesgo”.

Sin embargo, el investigador añade un dato importante: “A los 17 ó 18 años, que fue la edad que medimos en nuestro estudio, el sesgo no es particular en los campos de ciencia, tecnología e ingeniería. Es decir, los profesores muestran un sesgo a favor de hombres y mujeres pero en diferentes disciplinas. A diferencia de lo que ocurre cuando son pequeños”.

Con todo, Lavy propone una posible solución a la brecha de género: ”Entrenar a los profesores para ser más neutrales y convencerlos de que las niñas lo pueden hacer igual de bien”, concluye.

Comunicaciones Instituto Milenio MIPP