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Alejandra Mizala en EMOL

Desde chiquititas las mujeres son ‘formateadas’. Los padres y el entorno social les regalan muñecas, espejos y juegos de cocina, y no lupas, legos y microscopios, como si ellas tuvieran como único rol en la vida ser esposas, madres y dueñas de casa, mientras que ellos, grandes ingenieros o astrónomos.

Y aunque la ciencia ha comprobado que tanto mujeres como hombres tienen, al nacer, las mismas capacidades intelectuales para las matemáticas, algo va pasando en el camino que hace que al final ellas no opten por carreras científicas o ingenierías y se sumerjan en las de ciencias sociales y servicios.

ComunidadMujer quiso llamar la atención sobre ello con una singular campaña #lasniñaspueden, que ha generado ruido y más de alguna reflexión. Sí, porque en tiempos en que tenemos una mujer Presidenta y una senadora al frente de la Cámara Alta, son contadas con los dedos de las manos las que alcanzan el Premio Nacional de Ciencias Exactas.

Y mientras esto pasa, la sociedad se nutre de mensajes como “las mujeres son de Marte y los hombres de Venus” o ellas tienen habilidades blandas y ellos, habilidades duras, como si un abismo se interpusiera en la posibilidad de que las mujeres puedan desarrollarse en áreas como la astronomía, física o ingeniería civil.

Alejandra Mizala, doctora en Economía de la Universidad de Berkeley, directora del Ciae y profesora de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile ha estudiado el tema y asegura que estas diferencias conducen a efectos no deseados como la segmentación del mercado laboral.

-Niños y niñas tienen las mismas capacidades al nacer para las matemáticas, ¿en qué momento se produce la diferenciación y por qué?
“No sé si se conoce exactamente en qué momento, pero los estudios de la neurociencia como los resultados de test estandarizados no observan grandes diferencias en las niñas pequeñas respecto de los niños. Por ejemplo, en 4to básico, en el SIMCE, ellos lo hacen un poquito mejor –sólo 4 puntos-, pero esa brecha va creciendo y en 8vo la distancia es de 9, en II medio más y mucho mayor en la PSU (26).
“La neurociencia dice que no hay diferencias asociadas a sexos para la comprensión de las matemáticas y que eso más bien tiene que ver con estructuras sociales, la forma cómo educamos. La prueba PISA ha demostrado que en algunos países a ambos les va igual en matemáticas como Finlandia y la conclusión a la que se llegó es que eso se da en países donde hay igualdad de género y mayor participación laboral femenina”.

-¿La crianza de género que se da en el entorno familiar, que perpetúa el machismo, es fundamental?
“Creo que hay ciertas miradas que llevan a tratar distinto a las niñas de los niños. El tipo de juguetes, las actividades que se les incentivan como regalarle a ella un espejo y a él, una lupa. Creo que hay más conciencia en orden a que hay que abrirle los mundos a ambos, y esto implica, a la inversa, que a los niños también se les debe mostrar el otro mundo y decirles que pueden ser buenos en las carreras que son consideradas femeninas. Los niños también pueden”.

-¿Qué de real hay en la caricatura de que las mujeres son de Marte y los hombres de Venus mirado desde las habilidades blandas y duras?
“Hay un estudio que hizo la neurobióloga francesa Catherine Vidal que demostró con resonancias magnéticas la tesis de que los cerebros de hombres y mujeres son diferentes; es decir, no venimos cableados diferentes al nacer, sino que durante el desarrollo se construyen conexiones neuronales que dan cuenta de las distintas experiencias que ambos tienen. O sea, en el camino se forman las habilidades blandas y duras, y el cerebro es plástico y se modifica con el aprendizaje”.

-Una cosa es lo que pasa en la casa, pero ¿qué pasa con la educación formal en el colegio? ¿Qué rol juegan los profesores?
“Eso es súper importante. Terminamos hace poco un estudio donde le pusimos casos aleatorios de niñas y niños con problemas en matemáticas a un grupo de estudiantes de pedagogía básica que tienen que enseñar lenguaje y matemáticas. La conclusión es que la mayoría considera que las niñas iban a tener dificultades en matemáticas siempre y además, en otros ramos, en cambio, eso no lo proyectaban para los niños. Esto sólo se explica en una cuestión cultural”.

-¿Y esto cómo se traduce en la clase?
“En que el profesor interactúa más con los niños que las niñas y tiene expectativas –algo clave en la educación- distintas, cuestión que afecta el comportamiento del profesor. La atención que los niños reciben es distinta. Hay estudios que demuestran que en las clases de matemáticas los profesores tienden a interactuar más con los niños; a veces porque ellos tienen más interés o se portan mal y así se les mantiene tranquilos, pero al final es lo mismo; reciben más atención y eso se refleja en el aprendizaje”.

-¿Influye en algo estar en un colegio mixto o no?
“He visto algunos estudios que muestran que hay un efecto levemente beneficioso en las niñas que estudian en un colegio de sólo mujeres y no en mixtos. Las hipótesis que he visto, pero no demostradas es que hay un tema de interacción en las clases mixtas y que incluso las niñas no quieren aparecer tan buenas en matemáticas para no perder atractivo. Mis resultados no son robustos, pero si hay datos que señalan que a las niñas les va mejor cuando la profesora de matemáticas es mujer, cosa que a los niños no los afecta.
“Esto es lo que se llama el rol model, o sea, el modelo que la niña tiene al frente y que es una mujer buena para las matemáticas que le enseña. Ese efecto está probado”.

-¿Qué pasa con el sesgo en las pruebas que se aplican?
“He visto algunos comentarios de personas que trabajan en la Facultad de Matemáticas de la UC que apuntan a que hay algún tipo de sesgo en la forma como se pregunta, es decir, que si se pone un caso a resolver se habla de una maquinaria, cuestión que es más alejada de la experiencia de las niñas y eso podría tener un efecto”.

Alejandra Mizala vuelve al tema del rol model e insiste en los efectos que tendrá a futuro el hecho de que hoy en Chile haya más mujeres en cargos públicos. “Eso indudablemente le dice a las niñas que las mujeres pueden hacer de todo y eso no se tiene ni siquiera que verbalizar, simplemente lo ven”, explica.

Y apunta a que también es necesario que se den señales potentes que busquen revertir lo anterior. Cuenta que la facultad de la U optó, en el último proceso PSU, para la carrera de ingeniería, tener 40 vacantes adicionales para mujeres, que quedaran en la lista de espera. El resultado fue que no sólo entraron esas 40, sino que además, entraron más mujeres en los 800 cupos sobre el puntaje de corte y se pasó del 20 al 28% de féminas el primer año.

-¿Qué efectos hay en la sociedad cuando se produce esta segregación de género?
“Cuando las mujeres se alejan de las matemáticas y ciencias, al momento de elegir carreras optan por las que no están relacionadas con esas disciplinas del área humanista y que en el mercado laboral están asociadas a ingresos más bajos. Parte de la brecha que hay en los ingresos tiene que ver con las carreras que las mujeres eligen. Hay carreras que están femenizadas como periodismo, enfermería, psicología y las pedagogías, y otras que son más bien masculinas y reciben ingresos más altos.
“Hay estudios que demuestran que en pedagogía el 70% y más son mujeres, pero dentro de la misma profesión docente, hay un porcentaje mucho más alto de mujeres en lenguaje y ciencias sociales que en matemáticas”.

-¿Y también influye en la brecha salarial de género?
“En el sector público no se da porque hay escalafones, pero en el sector privado hay una brecha salarial de género dentro de la misma profesión. Hay un estudio que se hizo en varios países de América Latina que estableció que los hombres ganan 17% más que las mujeres a iguales parámetros de medición, es decir, años de estudios, experiencia, etc. Y en el caso del Chile es de 25%”.

-¿Qué se puede hacer en cuanto a políticas públicas para revertir esto?
“Hay distintas cosas, de hecho estas campañas son importantes y les llega a las personas y toman conciencia. Además, es muy importante la formación inicial docente donde se deben tocar estos temas. Los profesores deben tener conciencia de que estas cosas ocurren.
“También tienen que haber políticas de promoción para que las mujeres asuman distintos cargos y de corresponsabilidad en la crianza de los niños”.

-Volviendo al tema de las habilidades, ¿tener habilidades blandas termina siendo un castigo?
“No sé si un castigo, porque si te dan la oportunidad de ejercer cargos altos de gestión, el tener habilidades blandas puede ser muy beneficioso ya que ahí son valoradas. El tema es el acceso a esos cargos, porque el PNUD ya habló del techo de cristal que afecta a la mujer. Tener estas habilidades es un plus, pero lo que quisiéramos es que todos las tuviéramos”.


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Tendencias & Mujer, EMOL, 16 de octubre de 2014